domingo, 13 de febrero de 2011

Onceavo Buscapié

Seguimos. Aplaudo a Egipto y festejo con un saco de sal la partida de De la Torre.
El otro día vi una película de Stephen King que se llama The Mist. La pelícua es bastante mala, pero sirve the brillante analogía para la situación de desconcierto de la UPR.


13 Febrero 2011
Gigante

El gigante aprieta los puños. Su camiseta azul tiene una palabra bordada en el pecho: hegemonía. Su déficit neuronal palidece ante el exceso de bíceps. Su simiesca mano empuña un garrote que vuela en un iracundo y ridículo intento por apaciguar la razón y dominar el verbo. La ira injustificada que carcome a la bestia lo ciega y ensordece. El único discurso que sale de sus fauces es el gruñido frustrado y el grito colérico.

Frente al enorme bárbaro se reúne un ejército cada vez más grande. Blanden elocuencia, coherencia y, más importante aún, los acompaña la razón. Sobre los apaleados hombros de la guerrilla pesa el cadáver inútil de la intransigencia del gigante.

La sangre corre y el gigante despacha un facsímil irrazonable de justicia unilateral que convierte el sueño de vivir en una democracia en un chiste de mal gusto. Los subordinados del gigante hacen su aparición. Vestidos de azul y con una necesidad imperiosa de demostrar su fuerza, los subordinados hacen lo posible por destrozar los intentos de raciocinio y los llamados a la negociación.

Acto seguido, como algo sacado de una pésima película de ciencia ficción “straight to video”, hacen su apocalíptica aparición los jinetes de la inopia. Vestidos de justicieros galácticos y embadurnados de testosterona, los jinetes pasean sus ridículos trajes espaciales por delante de los apaleados guerrilleros de la razón.

De los gritos, la adrenalina que engendra la violencia y los golpes innecesarios nacen como flores las preguntas. ¿Quién le otorgó un espacio a la tiranía en los espacios intelectuales? ¿De qué sirven los gobiernos malogrados? ¿Hasta cuándo reinará la tosquedad y la estupidez? ¿Debemos cambiar de vestimenta para recibir el nuevo oscurantismo?

Queda un trío de consuelos lenitivos. El primero es la llegada de nuevas tropas armadas de neuronas a las filas de la conciencia. El segundo es que los luchadores de la razón no se han rendido. Por último, queda como bandera una certera cita de Fito Cabrales: “Menos mal que con los rifles no se matan las palabras”.

n El autor es estudiante doctoral.


http://www.elnuevodia.com/columna-gigante-889157.html

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