jueves, 2 de junio de 2011

De(A)claraciones

En un mundo donde la prensa se ha convertido en el mejor entretenimiento en términos de precio/calidad, hay que señalar lo mejor de lo peor. Aunque lo malo es mucho, lo seguidito de algunas cosas las hace caer dentro de nuestro consciente colectivo como un asqueroso virus mediático. Cada vez que me cruzo por el pasillo de la universidad con Maxwell McCombs, el padre del "agenda setting," no sé si darle un abrazo o cruzarlo con una recta. Vamos al grano.

1- Las tetas nuevas de Maripily no van a poner fin a la criminalidad ni solucionarán la apabullante crisis económica. Lo siento. Entiendo que una mujer con el coeficiente intelectual de un poste de verja que ha logrado que la llamen empresaria sin reírse es un fenómeno interesantísimo. Sin embargo, una cirugía para arreglar el agravio visual que antes llevaba en el pecho no es noticia. No quiero verla más en la prensa. Nunca. Siempre podemos soñar.

2- El Chuchin, Jorge De Castro Font y Thomas Rivera Schatz (yo lo escribo con H porque, after all, el es todo un senator). Este trío de impresentables son como una invitación a visitar el diccionario mental a ver cuántas palabras, además de las obvias, les encajan. Aquí está mi lista: atracadores, pendencieros, irrisorios, inescrupulosos, necios, bandidos, infames, truqueros, mentirosos, desvergonzados, descerebrados, timadores, canallas, mentecatos, torpes, fanfarrones, ridículos y un sinnúmero de etcéteras que alargarían este post más allá de la los limites del más paciente lector. Sin embargo, ese tríptico de desperdicios carnales está en donde está porque los votantes los pusieron ahí. No quiero escuchar nada más sobre el Bentley del Chuchin, la causa de arresto (otra vez) de De Castro Font o de las investigaciones a Schatz. Avísenme cuando los metan presos o los maten. Mientras esas buenas nuevas no llegan, no me den más información inútil. Ah, sumen a Héctor Martínez a ese grupo.

3- La cerveza Coors es una mierda que no debería ser llamada cerveza. Dicho esto, me parece una ridiculez que los boricuas se molesten por la campaña de "emborícuate." Si dijéramos que las imágenes se van a utilizar en un evento serio, perfecto. Sin embargo, la campaña se diseñó para la parada puertorra en Nueva York. Espero que este año, entre gordas que jamás han pisado la isla moviendo el expuesto saco de celulitis al ritmo del merengue dominicano bastardizado de Don Omar, una que otra violación, varias peleas, robos, vandalismo y la perenne violencia gritona del evento, por lo menos encuentren tiempo para celebrar el hecho de que la puertorriqueñidad ha logrado retener su valor ante los ojos del mundo por la eliminación de la publicidad del agua de piringa conocida como Coors. Me encanta cuando la gente se molesta por las cosas que de verdad importan.

PD. Tranquilos todos. Vengo con algo por ahí. Soy como los asesinos en serie: vivo calladito en un sitio pequeño y trabajo mientras los demás duermen. Así me gusta hacer las cosas: asegurándome de no hacer mucho barullo hasta que la bomba esté en su sitio...

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